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“Creo que el no hacer arquitectura es un camino para hacerla, y todos cuantos no la hagamos habremos hecho más por ella que los que aprendida la siguen haciendo. Entonces se resolvió un problema y sigue funcionando, y me parece que nadie echa en falta la Arquitectura que no tiene.”

 

Esta cita de Sota habla de ver la arquitectura como un ejercicio de resolución de problemas y necesidades y no como el diseño de una obra maestra que engrandezca la imagen del arquitecto. Es decir, la intención del arquitecto debe ser la de crear espacios amables para la vida, espacios donde esta se pueda dar, donde la vida crezca por si sola porque pertenece a ese espacio. Y cada espacio tiene su condición, no es lo mismo hacer una biblioteca, que un museo o una vivienda, las necesidades cambian pero la preocupación por resolver las necesidades no. Lo vemos en el Museo de Arte Romano de Mérida de Rafael Moneo donde las obras de arte romanas se encuentran a gusto, porque están en su ambiente, porque sienten que pertenecen a él. Es una casa para el arte romano donde el ser humano es el invitado y no el habitante.

La arquitectura tiene que ser el fondo de la vida y no ser protagonista. Igual que un arquitecto por imponer su estilo no debe menospreciar necesidades que el proyecto requiere. Saber adaptarse a lo que el cliente necesita o de lo que dispone, que un proyecto disponga de poco presupuesto no conlleva que sea peor, mas pequeño o menos trabajado, como Lacaton & Vassal en las Viviendas en Mulhouse (2005) que ahorrando en construcción al utilizar el modulo constructivo de un invernadero consiguen crear viviendas mucho mas grandes que el resto de los arquitectos que trabajan en el proyecto de viviendas para Mulhouse. Una vivienda de protección oficial no debe imponer un tamaño máximo para ajustar el presupuesto sino que con un presupuesto dado se intente conseguir lo máximo.

El texto citado y la reflexión sobre estos temas se dan al terminar el proyecto del Gimnasio Maravillas y pensando sobre esto el arquitecto construye la Casa Varela. Podemos decir que construye uno de sus proyectos mas importantes, el del gimnasio, sin pretenderlo, simplemente lo consigue al resolver las necesidades y los problemas que se le presentan con la sensibilidad que un arquitecto debe tener.

La casa Varela nace como un proyecto de transición, de estudio de un método y de un tipo de construcción que con el tiempo utilizará y perfeccionará en otros trabajos. El encargo viene de unos amigos, dispone de un tiempo para terminar la vivienda, en principio limitado y con un presupuesto podríamos decir ajustado ya que se trata de una segunda vivienda, de vacaciones y fin de semana, estas condiciones hacen que el arquitecto pueda hacer una vivienda diferente.

 

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Una vivienda de fin de semana es un lugar de recreo, en el que la familia de 14 personas viva en comunidad y

disfrutando del paisaje y la naturaleza, de modo que para resolver esta cuestión la planta reduce los espacios individuales al mínimo, y se aprovecha el espacio para crear estancias comunes que miren al paisaje.

La cuestión económica, el ajustado tiempo y la intención de poner en practica un sistema constructivo a través de paneles prefabricados da respuesta a la materialización del proyecto. Los prefabricados le hacen separarse del proyecto y que intervengan otros, despersonifica el proyecto al utilizar un sistema que ha diseñado alguien pero que es tan incipiente que tiene que modificar y resolver sus problemas. Para convertir una construcción en un hogar tiene hacer que el hormigón rugoso y bruto que por fuera te protege como una muralla a una ciudad por dentro te caliente y se vista para hacerse amable con la vida. Todo lo que el prefabricado no le resuelve lo soluciona de manera artesanal, dejando vista la manera en la que se realiza, utilizando materiales venidos de otros usos pero que sabiendo utilizarlos pueden servir para resolver tus necesidades. De este modo el arquitecto no esta inventando nada, sino que sabe ver las cualidades de lo cotidiano y lo barato, dignificándolo.  Porque lo importante de la arquitectura no es su belleza ni su prestigio sino haber resuelto.

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